Bueno... ha llegado a mi una reflexión que quiero compartir con todos mis apreciados lectores... y es sobre las memorias USB, o USB Flash Drive (en inglés)...
Yo tuve mi primer USB cuando tenía unos 15 o 16 años, gracias a la insistencia de mi hermano y mi papá que habían descubierto un descuento de casi el 50% en el costco, así que costaban un precio que nos pareció barato para el gadget que ibamos a adquirir... eran unos mil, o mil 200 pesos.
Cada uno tenía una memoria de 256mb, marca SanDisk (reconocida en el mercado por fabricar distintos dispositivos de almacenamiento)... y pues, la verdad es que servía muy bien, incluso llego a funcionarme hasta el año pasado, cuando una maestra sin ninguna intención la demeneo... después de formatearla 20 veces volvió a funcionar, pero ya no es un sistema seguro, porque puede que si, y puede que no funcione bien...
Honestamente me da mucha risa, cura, me llama mucho la atención, la evolución de estos dispositivos... digo, no esperaba que se fueran a quedar así como empezaron, pero su evolución va más allá del tecnológico... más allá de que haya ahora dispositivos de 32GB... o de sus diseños...
La evolución social del USB es lo que me llama la atención... antes nadie las portaba, ahora es muy raro el que no tiene una (léase... yo)
A tal grado hemos llegado, que ese artículo de lujo (comprar un chip de menos de 2cm en 1,000 pesos es un lujo), pues, ya no es de tanto lujo... y que... en la caseta de mi escuela... donde llegas, compras cigarros, o una dona, o una ensalada... o incluso el más democrático sandwich... tengan en un bote, al igual que los chicles y tutsi pop's... memorias usb... de 2gb...
"Buenas tardes, me da un sandwich con papas, una soda de fresa... ahhh... y un usb... "
"Sandwich con paps y usb... aquí está... "
A mi... si me da mucha cura eso...